domingo, 21 de marzo de 2010

La mal llamada Posmodernidad.

Parece que el autor pretende potenciar la complejidad del contexto actual con esa forma infumable de escribir. No creo que sea necesario ponerse así, tampoco es para tanto. Una de las cosas que creo imprescindibles para la enseñanza actual es bajar de los altares al arte y al conocimiento. Como queremos llegar a algo si se nos presenta de forma inaccesible. Y sobre todo llevarse tanto tiempo dándole vueltas a si el nombre o término es más o menos correcto.
Llamemóslo actualidad, posmodernidad, contemporaneidad o como queramos, pero lo innegable es que hay rasgos del tiempo en el que vivimos, y que algunos de ellos quedan patentes en el texto, que son muy a tener en cuenta, no sólo para entender lo que se llama posmodernidad, sino para abordar una educación en la actualidad.
El tratamiento del sujeto, su puesta en crisis, frente a su protagonismo moderno. La pluralidad de lenguajes y sus mezclas, las características de la sociedad posmoderna, política y culturalmente hablando y su consecuencia en una nueva concepción de historia, no lineal, son elementos destacados en el texto. Y que más da como se llame, está pasado y debemos ser conciente de ello, junto con otros aspectos ya tratados en clase.

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