martes, 2 de marzo de 2010

Marín, R.: Didáctica de la Educación Artística III (Visión Actual)

En concordancia con el contexto actual (posmoderno) podríamos decir que estamos condenados a cierto eclecticismo a la hora de afrontar la educación artística. Si bien podemos decir que no hay una receta infalible sí tenemos ya referentes pasados a los que poder acudir en busca de posibles respuestas. El problema puede ser que a cada afirmación le corresponde automáticamente una cuestión (Ej: Enfocar la educación artística como manifestación cultural... ¿Cómo, si el contexto cultural se difumina dentro del aula? o ¿Es esa multiculturalidad un nuevo contexto cultural? pues entonces ¿Cómo afrontar la educación artística en esas circunstancias?).
Muchas de las necesidades parecen enumerarse desde la autoexpresión creativa o la DBAE. Personalmente le uniría a todo lo anterior la profesionalización de la enseñanza. Si hablamos de querer formar sujetos autónomos, críticos, selectivos, etc. ¿no es necesario para ello el poder dotarlos de herramientas para incorporarse a un mercado laboral muy característico? ¿Donde están las salidas laborales de una educación plática y visual en nuestro tiempo? ¿En la autoexpresión creativa, museos y artistas bohemios e introspectivos? Me atrevería a decir que lo que la historia se ha empeñado en educar como ARTISTA, en nuestros tiempos sería equivalente al "CREATIVO". Las nuevas tecnologías, el fácil y libre a acceso a la información, la idealización de la imagen como tal, la publicidad, el cine, son realidad y la educación no puede dejarlos fuera. Pero sigo en lo mismo, creemo que tenemos claro el QUÉ queremos pero, ¿y el CÓMO?

1 comentario:

  1. No te descubro nada diciéndote que el "cómo" al que tú te refieres no es una cuestión de receta mágica. Pero difiero diametralmente en tu planteamiento: antes que el "cómo" debe estar claro el "qué" y "por qué". Y esto muchas veces no se tiene claro. Éstas son cuestiones que fundamentalmente se deducen de la reflexión (colectiva y personal) y también, qué duda cábe, de la propia práctica. El problema es que viendo cómo está el patio del profesorado y alumnado a nivel general (Universidad, Bachillerato, ESO, primaria, infantil, otras), de la formación del profesorado y del alumnado y de la predisposición y compromiso que cada uno pretende asumir, el asunto cobra una mayor dificultad. Existen demasiados intereses y pegas que interfieren en dar una respuesta al qué y al por qué. Dos de esas pegas son la propia falta de compromiso y la soberbia académica.

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